divendres, 26 de desembre del 2014

Pablo Iglesias ha desembarcado en Catalunya

Pablo Iglesias ha desembarcado en Catalunya y Podemos toma posiciones y va, más o menos, dibujando sus propuestas en un marco, por razones holgadamente conocidas, bastante más complejo que el estatal. Hace bien. Si su idea es crear una herramienta para cambiar las cosas, hay que adecuarla al objeto al que va desinada, y eso, como buen dominador de las ciencias sociales, lo sabe perfectamente Iglesias. ¿Mi sensación? Coincidencias y dudas. Estoy del todo de acuerdo en la necesidad de regenerar España y Catalunya. Ahora mismo todas las posibilidades están abiertas y eso es positivo. Podemos tiene la oportunidad de intervenir en las políticas económicas y en el modelo de país. En el contexto de Catalunya es perfectamente posible en políticas sociales un eje, por ejemplo, ERC-CUP-PODEMOS-ICV-GUANYEM, que sea una alternativa, siempre que se respete la capacidad de la sociedad civil de articularse e intervenir y, hasta ahora, no se puede discutir su papel activo y su protagonismo, que debería ir a más. En otras palabras: derecho a decidir “en todo y sobre todo”, pero aplicando el mismo principio siempre, se trate del modelo de Estado o del perfil social que ha de configurarlo. Tan absurdo es pensar que la independencia es la quimera de la justicia social, como afirmar que lo que ha pasado los últimos años en Catalunya es una mera maniobra de CiU -y la derecha (o la casta, si se prefiere) catalana- para justificar sus recortes y agresiones sociales. Creo que el proceso constituyente de un Estado independiente en Catalunya (si así lo decidimos l@s catalan@s) puede ser una oportunidad de construir un nuevo modelo, con más protagonismo de la ciudadanía y lejos de los parámetros de la transición política del post franquismo. Lo que no excluye que ese proceso también sea igual de necesario y deseable en España. Sin duda se trata de un camino paralelo, pero me parece que en ese viaje debe haber complicidades y no subordinaciones. En este punto, da la sensación que, desde el discurso de Podemos, cuesta entender que la regeneración de España y Catalunya puede ser cómplice -e incluso complementaria- pero eso no debe ser sinónimo de supeditada. El límite lo debe poner la ciudadanía. Si realmente Podemos apoya el derecho a decidir (en todos los ámbitos) como una consecuencia de la radicalidad democrática que, se supone, los define, no debería ser muy complicado asumir esta idea. Si existe una oportunidad real de que la España “de charanga y pandereta” sea desterrada de una vez, para que eso sea posible la primera condición es despojarse de sus esquemas mentales y, siguiendo con las palabras de Machado, tomar sin complejos “la maza y la idea”. Espero que la cosa no desemboque en una especie de neolerruxismo postmoderno. Sería perder una oportunidad. Otra más…

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